En las últimas décadas nos hemos adentrado en un escenario de posverdad, en el que las creencias y las emociones han desplazado a los hechos a la hora de conformar la opinión pública. En este nuevo plató, el papel de la inteligencia artificial es doble. Por una parte alimenta la posverdad creando noticias falsas y facilitando su difusión y, por otra, es la más eficaz de las herramientas para combatirlas.
In recent decades we have entered a post-truth scenario, in which beliefs and emotions have displaced facts in shaping public opinion. In this new set, the role of artificial intelligence is twofold. On the one hand, it fuels post-truth by creating fake news and facilitating its dissemination, and on the other, it is the most effective tool for combating it.
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