La protección social forma parte de los derechos humanos. Por lo tanto, me parece importante reaccionar ante los diversos reproches que se le dirigen y que ponen en tela de juicio su legitimidad. Hay que defender la protección social, en primer lugar y sobre todo, en nombre de su misión, de sus objetivos fundamentales y, consiguientemente, de los valores en los que se basa. Después de precisar sucintamente el contenido de dichos valores, insisto en el hecho de que habría que fomentarlos y cultivarlos, por lo menos en la misma medida en que se fomentan y cultivan los valores económicos que dominan el mundo.
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