El impacto de la pandemia sobre la renta de los hogares fue relativamente moderado, gracias al efecto compensador de las prestaciones sociales públicas;
fueron las rentas empresariales las que soportaron el grueso del impacto, en términos del excedente bruto de explotación y del aumento de su nivel de endeudamiento. En 2022, en cambio, las cuentas empresariales se recuperaron ya completamente del golpe sufrido en 2020, tras un fuerte crecimiento de todos sus indicadores de resultados, y también de los impuestos pagados. Una parte del excedente financiero generado por las empresas se destinó a reducir deuda, de modo que al final de 2022 la ratio de esta con respecto al PIB ya era ligeramente inferior a la de 2019 y la más baja desde 2003. También la deuda de los hogares se redujo hasta situarse en la cifra más baja desde 2002, y por debajo de la media de la eurozona.
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