añana se cumplen 25 años de la firma de san Juan Pablo II de la Encíclica Ut unum sint. Con la mirada puesta en el horizonte del Jubileo del año 2000, quería que, en su caminar hacia el tercer milenio, la Iglesia tuviese bien presente la sentida plegaria de su Maestro y Señor: “Que sean uno” (cf. Jn 17, 21). Por eso escribió esta Encíclica que confirmó “de modo irreversible” (UUS 3) el com-promiso ecuménico de la Iglesia católica. La publicó en la Solem-nidad de la Ascensión del Señor, poniéndola bajo el signo del Es-píritu Santo, artífice de la unidad en la diversidad, y en este mismo contexto litúrgico y espiritual la conmemoramos nosotros y la vol-vemos a proponer al Pueblo de Dios.
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