Extremadura presenta actualmente una profunda debilidad demográfica, ésta es mucho más aguda en los territorios rurales. Caracterizada históricamente por una baja ocupación territorial, por un alto grado de ruralidad y por una tendencia migratoria de sus habitantes, Extremadura desde mediados del siglo XX ha registrado una pérdida incesante de efectivos demográficos, un imparable proceso de envejecimiento demográfico y una quiebra del crecimiento natural. Estas consecuencias del éxodo rural están condicionando en el presente el desarrollo de los municipios rurales extremeños, propiciando la quiebra social por falta de reemplazo generacional y acelerando la pérdida de identidad territorial y pérdida de valores sociales y culturales.
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