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Resumen de Más melodramas. Comentario crítico a Covarrubias

José Enrique Burgos Triano

  • español

    En su mayor parte, el artículo de Covarrubias es una especie de vitrina comercial en la que se exhiben algunos supuestos del enfoque de J. J. Gibson sobre la percepción, sin justificar por qué siquiera considerarlos, mucho menos aceptarlos, estableciéndose como otro baluarte separatista no muy distinto del kantoriano, skinneriano o cognitivista mentalista tradicional. Por esto, un comentario sustancial y sustantivo requiere situar el artículo en un contexto más amplio que trascienda su talante expositivo axiomático. El contexto es filosófico porque, en última instancia, de una u otra forma, todos los debates, conflictos y desacuerdos en torno a las temáticas de este número monográfico, incluyendo la del artículo de Covarrubias, tratan sobre supuestos metafísicos y epistemológicos. Tales supuestos tienden a ser tácitos, por lo que su importancia central en la determinación de las temáticas, así como sus fallas y virtudes, pasan desapercibidas. En este comentario identifico algunos de esos supuestos que, por su carácter tácito, han llevado a melodramas, es decir, presentaciones propagandistas, pugnas frívolas filosóficamente superficiales e innecesariamente prolongadas, confusas, superfluas y, por ello, perniciosas para la psicología. Los tres melodramas principales que identifico son: 1) el carácter presuntamente ‘revolucionario’ y ‘paradigmático’ del enfoque gibsoniano; 2) las disputas en torno a varias interrogantes medulares de este enfoque, enraizadas en un fundamentalismo esencialista endémico en la psicología que las considerada, caprichosamente, como necesarias para la investigación; y 3) la acusación falsa de que el cognitivismo mentalista tradicional es dualista. Finalizo mi comentario con una crítica de la aplicación propuesta por Covarrubias del planteamiento gibsoniano al análisis experimental de la conducta.

  • English

    For the most part, Covarrubias’ article is a kind of commercial showcase in which some assumptions of J. J. Gibson’s approach to perception are put on display, without justifying why they should even be considered, much less accepted, establishing itself as yet another not-so-distinct separatist bulwark. from the Kantorian, Skinnerian, or traditional mentalist cognitivist. For this reason, a substantial and substantive comment requires placing the article in a broader context that transcends its axiomatic expository mood. The context is philosophical because, ultimately, in one way or another, all the debates, conflicts, and disagreements around the themes of this monographic issue, including that of Covarrubias’s article, deal with metaphysical and epistemological assumptions. Such assumptions tend to be tacit, so their central importance in determining the issues, as well as their strengths and weaknesses, go unrecognized. In this commentary I identify some of those assumptions that, due to their tacit nature, have led to melodramas, that is, propagandistic presentations, frivolous struggles that are philosophically superficial and unnecessarily prolonged, confusing, superfluous and, therefore, harmful to psychology. The three main melodramas that he identified are: 1) the allegedly ‘revolutionary’ and ‘paradigmatic’ character of the Gibsonian approach; 2) the disputes around several core questions of this approach, rooted in an essentialist fundamentalism endemic in psychology that considers them, capriciously, as necessary for research; and 3) the false charge that traditional mentalistic cognitivism is dualistic. I end my comment with a critique of the application proposed by Covarrubias of the Gibsonian approach to the Experimental Analysis of Behavior.


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