Cuando todavía el sistema de partidos no logra consolidarse, ya asistimos a una crisis de representación en virtud de la cual los ciudadanos valoran negativamente a los partidos y a sus representantes. Además, el descrédito de los partidos abona al surgimiento del autoritarismo encarnado en líderes mesiánicos.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados