Crecer hacia nuevos territorios, físicos y virtuales, es el dogma del capitalismo que sustenta el espejismo de un desarrollo ilimitado. Según la ley de mercado nuevos territorios representan nuevos consumidores, nuevos lugares de donde extraer recursos y mano de obra y, cada vez más, nuevos espacios para mercantilizar. La ausencia de límites es un axioma que se ha convertido en un valor cultural y simbólico que conforma el pensamiento económico, social y político, y estructura la sociedad de consumo. Pero, ¿es posible el crecimiento infinito en un mundo finito? ¿Y a qué precio?
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