Este artículo retrata aspectos de la vida obrera en el marco de un original proyecto agroindustrial, principalmente textil, iniciado en 1907 en Santander por hacendados ilustrados con financiación extranjera. Su aislamiento y las condiciones de la época obstaculizaron este proyecto, entre otras cosas, en cuanto a consecución de mano de obra calificada. Los obreros rasos se reclutaron en los campos aledaños a la fábrica, constituyéndose así un conjunto de obreros-campesinos entre los cuales predominaron las mujeres. Los horarios de trabajo se amoldaron a la voluntad de los trabajadores de atender a sus parcelas. Las huelgas, numerosas, fueron inicialmente espontáneas, como también otras manifestaciones de inconformidad, para sorpresa de los patronos que pensaban disponer de una mano de obra dócil, especialmente en cuanto a la femenina. Más adelante, se organizó un sindicato obrero, en oposición al sindicato patronal que los directivos pretendieron organizar. Se describe especialmente la huelga de 1947; con sus tres meses de duración, fue una de las más largas de la historia de Colombia. A pesar de unos aspectos menos exitosos, su principal logro fue la fundación de un poblado independiente de la hacienda donde todavía se encontraba ubicado. Después de 1947, el sindicato perdió fuerzas a medida que la empresa decaía, hasta su cierre en 1981. La liquidación de los trabajadores fue un vergonzoso modelo de incumplimiento de las leyes laborales.
This article depicts aspects of workers’ lives in a context of a textile agroindustrial project initiated in 1907 in the department of Santander by local hacendados with foreign capital. The area isolation and the local conditions at that time became some of the obstacles for the project when it came to find a qualified labor force. The lower level workers were recruited in the fields surrounding the factory, constituting a primarily female peasant workforce. The working hours were molded to fit the workers’ need to work in their land. The numerous strikes and other manifestations of dissatisfaction were at first spontaneous, and surprised the owners, who thought they had recruited a docile workforce, particularly because its gender balance and prevailing views about women. Later on, a Workers’ Union was organized to counter the union which the owners and factory leaders sought to create. The strike of 1947 is described in particular detail. It was one of the longest in Colombian history, lasting three months. Despite certain less successful aspects, the strike’s primary achievement was the founding of a town independent of the hacienda. After 1947, the union lost strength as the factory declined, up until its closing in 1981. The dismissal of the workers was a shameful instance of broken labor laws.
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