Estados Unidos
A pesar de que la belleza es una dimensión fundamental de la arquitectura, nuestra civilización racional materialista ha logrado censurar la consideración seria de la estética más allá de lo anecdótico o personal.Para recobrar el poder y legitimidad de la belleza en la práctica, enseñanza, y experiencia arquitectónicas, debemos encontrar métodos capaces de examinar afirmaciones filosóficas o fenomenológicas de tal manera que si son demostradas como ciertas, pasen a convertirse en discernimientos concretos, generalizables y así utilizables. Este artículo presenta un esfuerzo científico en esta dirección enfocado en el rol del distanciamiento síquico, cultural, y espacial (una consideración central de todo acercamiento estético) en lo inefable arquitectónico. Para ello, se utiliza un análisis estadístico de una base de datos obtenidos por una encuesta en inglés y en español sobre experiencias arquitectónicas extraordinarias (la más grande en su tipo, N=2.872). Se concluye que las experiencias de arquitectura más formidables demandan una distancia mental y espacial que favorece el ‘desinterés’, la percepción, y la apreciación de la belleza, o sea principios y métodos avanzados por la estética Clásica, demostrando así su vigencia actual a pesar de ser negada, censurada u olvidada por la Modernidad y Postmodernidad. Esta investigación, además, reafirma que aunque una obra por sí misma puede provocar el ‘milagro’ de lo sublime, es también esencial tomar en cuenta el estado sicológico y físico con que los individuos se encuentran con la arquitectura.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados