La imitación de las innovaciones constituye un estímulo para la generalización del crecimiento económico, viéndose enormemente facilitada por la transferencia voluntaria de tecnología por parte de los propietarios de la misma. Por otra parte, la imitación es, en sí misma, algo más que una simple copia, representando a menudo un paso en la innovación. De hecho, mirado desde el lado contrario, prácticamente toda invención conlleva una considerable dosis de imitación. La tesis principal de este artículo es que los planes de los países que ambicionan crecer deben conceder cierta prioridad a la imitación de tecnología extranjera, prestándole, en general, mayor atención y recursos de los que dedican a la "invención completamente original".
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