El artículo analiza tres factores que han influido en el mercado laboral aragonés en el último año: una coyuntura económica progresivamente negativa, que ha terminado generando pérdida interanual de empleo; un problema creciente de escasez de talento, cada vez más transversal y asociado a un problema de ‘cantidad’ (insuficiente oferta, muy llamativa en el retroceso de la nueva oferta de profesionales STEM), pero no de ‘precio’;
y una reducción estadística de la temporalidad asociada a la reforma laboral de 2022, de la que sale triunfante el contrato fijo discontinuo.
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