Resumen de Diálogo interreligioso: Oportunidades y retos
En virtud del mandato misionero, la Iglesia se ocupa de los que no conocen el Evangelio, porque quiere que todos se salven y experimenten el amor del Señor. Ella “está encargada de anunciar la misericordia de Dios, el corazón palpitante del Evangelio”. Jesús quería que sus discípulos fueran «la luz del mundo» y «la sal de la tierra». Les mandó ir y «hacer discípulos en todas las naciones», y «predicar el Evangelio a toda criatura». Hasta el Concilio Vaticano II, la misión se entendía como: 1) propagación de la fe; 2) expansión del Reino de Dios; 3) conversión de los paganos; y 4) fundación de nuevas Iglesias. En la actualidad, la misión se describe como la tarea total que Dios ha encomendado a la Iglesia para la salvación del mundo. Se trata de la liberación humana integral. La Redemptoris Missio nombra nuevos sectores en los que hay que predicar el Evangelio: el mundo de las comunicaciones, la aldea global, la evangelización de la cultura moderna, la paz, el desarrollo y la libertad de los pueblos, los derechos humanos de los pueblos, especialmente de los minoritarios, la promoción de los derechos de la mujer y de los niños, la salvaguarda de la creación y las relaciones internacionales.
“Interreligious Dialogue: Opportunities and Challenges” The Living Word 126 (4): 172-189
