La actitud curiosa, admirativa y amistosa hacia las montañas por parte de la humanidad es relativamente moderna. Al margen de la sacralización otorgada por muchos pueblos antiguos a los lugares elevados, inaccesibles y misteriosos cercanos al cielo, además de fuentes de agua y generadores de tormentas, que nos llevarían del Kailas al Sinaí o del Lincacabur al Macha Puchare…
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados