El autor reflexiona sobre la identidad del agente de pastoral en los nuevos contextos de crisis mundial, fatiga eclesial e irrelevancia del mensaje en la vieja Europa. La realidad demandad un nuevo modo de estar presente como Iglesia y, consecuentemente, un nuevo perfil de evangelizador. La conversión pastoral y la vuelta al Evangelio que nos propone Francisco en su pontificado marcan la senda para una praxis pastoral más creíble y que pueda alcanzar más decididamente al destinatario del anuncio.
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