En situaciones de crisis matrimoniales, es frecuente la incertidumbre ocasionada por el nuevo contexto familiar que se va a comenzar a vivir. Con ello, una de las cuestiones más preguntadas suele ser qué va a suceder con la vivienda familiar, máxime si es privativa de uno de los cónyuges o si ambos desean seguir residiendo en la misma. Pero, ¿hasta qué punto influye el régimen de guarda y custodia instaurado para la atribución del uso de la vivienda familiar?
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