El país incaico comienza su recorrido político en medio de una pandemia letal sin precedentes y una crisis política recurrente que pone en el ojo de la tormenta a sus principales actores. El objetivo del artículo es analizar el gobierno de Castillo Terrones bajo un escenario oscuro con serias debilidades para dirigir el timón político, frente a una oleada de contendores que se posicionan en su contra dispuesto a dejarlo fuera del banquillo presidencial. Para llegar a tal estado de cosas, existen ciertas motivaciones que obedecen en primera instancia a la peculiar forma de comportamiento del presidente de la República y el lenguaje empleado en los medios de comunicación; en segunda instancia, sigue vigente el resentimiento de la centralidad contra el hombre de montaña que se atrevió a arrebatarles el poder.
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