Existen múltiples fuentes naturales y artificiales que generan energía en forma de ondas electromagnéticas. Una onda electromagnética consiste en pequeños paquetes de energía llamados fotones. La energía de cada fotón es directamente proporcional a la frecuencia de la onda: cuanto mayor es la frecuencia, mayor es la cantidad de energía de dicho fotón. La forma en que las ondas electromagnéticas afectan a sistemas biológicos viene determinada por la intensidad del campo, por la cantidad de energía de cada fotón y por el tiempo de exposición.
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