Cervantes escribe La Numancia pensando en una compañía concreta, seguramente conocida suya, y para un corral de comedias. Que estos dos aspectos estaban en el origen de la obra se puede ver por la utilización del espacio —trampilla, primer piso, puertas— y el número y composición de la compañía. Al menos una mujer joven —Lira— y alguna mayor, dos niños —el que sale con la mujer, Servio y el que se arroja de la torre, Bariato—. Los dos manuscritos coinciden en que no faltan personajes ni espacios.
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