El nacimiento del verismo en Italia fue precedido por la difusión de Carmen, en cuya traducción italiana la vocalidad de Bizet se hacía más cruda y realista. Edoardo Sonzogno no tardó en olfatear el cambio y se apresuró a hacerse con los derechos de la obra francesa, al tiempo que promovía la representación de óperas nuevas en el gusto y en el estilo. Sonzogno sabía que para la difusión de un repertorio se necesitan escenarios donde representarlo, y dado que La Scala era el feudo de Ricordi, decidió ocupar el Dal Verme y el Lirico, en Milán, y el Costanzi en Roma. Desde allí planteó la batalla que le haría triunfar en toda Europa. Y como no hay general que pueda combatir sin soldados, el señor Edoardo, una vez encontrados los compositores, se dedicó a buscar cantantes.
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