Este trabajo aborda la cuestión de en qué medida el cuestionamiento contemporáneo de la singularidad e irreductibilidad del ser humano se fundamenta en la razón, centrándose en el caso de los entes artificiales y preguntándose si la capacidad que se les atribuye abarca el espectro de los juicios cognitivos, éticos y estéticos, que no deben confundirse entre sí. Además, aborda la aporía de que el propio ser que explica el universo minimiza su peso en el mismo.
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