La desobediencia civil es una estrategia de lucha política que persigue cambiar el “status quo” inicialmente injusto, por una motivación colectiva y no interesada o personal, transgrediendo alguna norma jurídica y asumiendo a la vez sus consecuencias. No obstante, en un estado de derecho pareciera que la desobediencia civil no tenga lugar porque lo rigen leyes democráticas avaladas por mayorías parlamentarias. Sin embargo, según las aportaciones y experiencias de Russell y King, si la desobediencia se practica de manera no violenta y se limita a transgredir las leyes injustas y no todo un sistema que generaría caos y violencia. Por tanto, es legítimo seguir utilizando la desobediencia civil dentro de las democracias como una estrategia de mejora de sus imperfecciones. Que un sistema democrático permita la participación política y obedezca a la voluntad de las mayorías, no significa que todas las leyes sean perfectas y garanticen siempre todos los derechos. Las democracias deben ser controladas también por el activismo directo de la ciudadanía, y la desobediencia civil se convierte en un método de presión política abierto a la participación social, lo cual también es democratizador.
Civil disobedience is a strategy of political struggle aimed at changing an initially unjust status quo for the good of a particular collective, and not for personal motivation or interest. It may transgress legal norms and have to assume the consequences. Under the strict rule of law, civil disobedience should not happen under a democratic legal system with parliamentary majorities. Nevertheless, according to contributions and experiences from Russell and King, civil disobedience is legitimate if it is non-violent and limited to the transgression of unjust laws. Challenging the entire legal system and generating chaos and violence should be avoided. Therefore, it is legitimate to use civil disobedience within democracies as a strategy to improve injustices in the legal system. A democratic system that allows political participation and abides by the will of its majority does not necessarily imply that all laws are perfect and always grant civil rights to all citizens. Democracies must also be controlled by direct activism from their citizens, and civil disobedience is converted into political pressure which is open to social participation: making it both democratic and democratising.
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