El cinabrio, un pigmento rojo vivo, ha sido utilizado por muchas culturas antiguas de todo el mundo. Teotihuacán es una de las capitales mesoamericanas que lo utilizó. Las características físicas del mineral y su color rojo sangre le confieren un valor y un significado particularmente importantes. Un estudio detallado sobre la utilización del mineral en Teotihuacán reveló su uso particular en los ámbitos funerario y ritual, así como en la pintura mural. Por un lado, este mineral puede ser considerado como un indicador de estatus social, un recurso –de prestigio– que se reservaba a las élites. Por otro lado, su depósito sobre el cuerpo de los difuntos formaba parte de un ritual relacionado con la noción de renacimiento. El hallazgo de cinabrio y de mercurio en el túnel excavado recientemente bajo el templo de la Serpiente Emplumada, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, confirma la importancia simbólica de estos dos elementos y su vinculación con el pensamiento cosmológico de las antiguas culturas mesoamericanas.
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