Argentina
Entre abril y mayo de 1982, antes de que se iniciaran los combates terrestres de la Guerra de las Malvinas, se llevaron a cabo distintos intentos de evitar que se produjera un conflicto armado. Lamentablemente, por responsabilidad de ambas partes y, en muchas ocasiones, por falta de preparación de quienes personificaron dichas iniciativas, ninguna de ellas tuvo el resultado esperado. De haber dejado de lado egos políticos y posiciones intransigentes y haberle dado mayor espacio al dialogo y a la paz, quizás hoy 904 familias no se hubieran visto truncadas por los horrores de la guerra y miles de excombatientes de ambos lados no cargarían en sus mentes y en sus cuerpos con dicho flagelo. El 2 de abril de 1982 marcó un punto de inflexión en la prolongada controversia por las Malvinas. Sin duda, la responsabilidad mayor de lo sucedido hace cuarenta años incumbe al Estado argentino. El derecho internacional prohíbe el uso de la fuerza para dirimir las controversias, aun cuando se tenga razón, por eso, varios Estados que apoyaban a Argentina en su reivindicación de soberanía votaron a favor o se abstuvieron en la Resolución 502 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que ordenaba la retirada de las tropas de dicho país.
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