La Atención Primaria se ve envuelta en una crisis provocada por el agotamiento del modelo creado a partir de la declaración de Alma Ata de 1978, un modelo que fue de éxito pero que ahora necesita una actualización para salvaguardar sus principios de: acceso universal, orientación comunitaria, centrado en las personas, actitud proactiva y capacidad resolutiva. Para hacer viables las reformas, primero hay que analizar los lastres que las están frenando, de los cuales destacan: el sistema de asignación de cupos, la gestión indiscriminada de las agendas, el modelo organizativo excesivamente compartimentado, el escaso acento en la salud comunitaria, el modelo de gestión jerárquico y burocrático y el aislamiento respecto a otros servicios, tanto los que actúan en el mismo territorio como los hospitalarios. Con la finalidad de preservar los principios y combatir los lastres, se proponen seis recomendaciones que deberían desenvolverse en un nuevo marco de mayor dotación presupuestaria que la actual. Las recomendaciones propuestas son: mejor gestión de la demanda, creación de equipos de cabecera para ofrecer más y mejores servicios, reorganización de acuerdo a necesidades de los distintos grupos poblacionales, redefinición de los programas de salud comunitaria a la luz de la evidencia y de las características reales de cada barrio y pueblo, ampliación de la cartera de servicios diagnósticos y terapéuticos, creando al mismo tiempo trayectorias clínicas transversales con especialistas hospitalarios y mayor implicación de usuarios y profesionales en una gestión más abierta que aprenda a rendir cuentas en lugar de estar sometida a tantos controles.
Primary Care is involved in a crisis caused by the exhaustion of the model created from the declaration of Alma Ata in 1978, a model that was successful but now needs updating to safeguard its principles: universal access, community orientation, focused on people, proactive attitude, and problem-solving capacity. To make the reforms viable, it is first necessary to analyse the ballasts that are holding them back, of which the following stand out: the quota allocation system, the indiscriminate management of agendas, the excessively compartmentalized organizational model, the scant emphasis on community health, the hierarchical and bureaucratic management model and the isolation from other services, both those that operate in the same territory and hospitals.
To preserve the principles and combat the burdens, six recommendations are proposed that should be developed in a new framework with a larger budget than the current one. The proposed recommendations are the following: better demand management, a key issue to break the bad image of closed health centres, creation of comprehensive teams to offer more and better services, reorganization according to the needs of the different population groups, redefinition of community health programs in light of the evidence and the real characteristics of each neighbourhood, expansion of the portfolio of diagnostic and therapeutic services, while creating cross-sectional clinical trajectories with hospital specialists and, finally, greater involvement of users and professionals in a more open management that learns to be accountable instead of being subject to so many prior controls.
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