El proceso de industrialización que se desarrolla en Elche a finales del siglo XIX se encuentra marcado por dinámicas referidas a la cuestión social. La débil inversión de capital inicial se compensa con aplicación de mano de obra barata, compuesta en gran medida por mujeres y niños, trabajo a domicilio y trabajo a destajo. Estas características sustanciales de la primera fase de la revolución industrial y de expansión del sistema capitalista consolidan la economía sumergida como cultura dominante en el siglo XX. El principal objetivo de este artículo es presentar un estudio de caso, un modelo de interpretación útil para otras ciudades o espacios geográficos.
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