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El narcisismo del centro comercial

    1. [1] Ciencias de la Información
  • Localización: II Congreso Internacional Ciudades Creativas: actas / coord. por Francisco García García, Rogério Garcia Fernandez, Vol. 1, Tomo 1, 2011 (TOMO I), ISBN 9788493907761, págs. 497-507
  • Idioma: español
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Desde que Joseph Paxton construyó el Palacio deCristal para la Gran Exposición de 1851 en Londrespara mostrar la alta capacidad técnica, industrial ycomercial inglesa, las ciudades han venido incorporando algunos singulares edificios dedicados a la atracción del público. Son monumentos dedicados a mayorgloria del comercio, o más concretamente de la ventaal por menor de bienes y servicios. Los diseños de losedificios más llamativos constituyen un espectáculo ensí mismos. Pero el verdadero espectáculo -en el que nose suele reparar- es el de su capacidad para movilizarel deseo de las masas. En primer lugar está el deseode ir allí, el deseo de ver cómo es, el deseo de ver quéhay dentro. En las modernas ciudades en las que losimbólico no suele ser el primer estímulo para definirel diseño, emergen propuestas cuyo primer requisitoha de ser el de llamar la atención bien por su forma yaspecto, bien porque en su interior contiene algo queentraña cierta dificultad -como una pista de esquí enDubái-, bien por ambas cosas a la vez.Esas construcciones, a veces muy complejas, noshablan a condición de que tratemos de deletrearlas. Sinos fijamos en las más espectaculares advertimos losrasgos de un sujeto de la enunciación narcisista. Y eserasgo es también compartido por el individuo seducido ante tal espectáculo.

    • English

      Since Joseph Paxton constructed the Crystal Palacefor the Great Exhibition of 1851 in London to showthe English high technical, industrial and commercialcapacity, the cities have come incorporating some singular buildings dedicated to the attraction of the public. They are monuments dedicated to major glory ofthe commerce, or more concretely of the selling retail of products and services. The designs of the mostshowy buildings constitute a spectacle in themselves.But the real show-in which is not usually repair-is itsability to mobilize the desire of the masses. First of allthere is the desire to go there, the desire to see howit is, the desire to see what is inside. In modern cities in which the symbolic is not usually the first stimulus to define the design emerge proposals whose firstrequirement should be to attract attention either bytheir shape and appearance, because inside it containssomething that is a difficult -as a ski slope in Dubai-,or by both at once. These constructions, sometimes very complex, speakon condition that we try to spell them. If we concentrate on the most spectacular we warn the features ofa subject of the enunciation narcissist. And this featureis also shared by the individual seduced at the sight.


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