Resumen de Juntos en la cañada
Las cañadas, cordeles y veredas que cruzan la península Ibérica han sido y son aún -aunque cada vez menos- testigos del tránsito de hombres y rebaños coincidiendo con el cambio de las estaciones. Hay un pueblo en la comarca de El Barco de Avila cuyos ganaderos hacen este viaje cada año en compañía de sus vacas de raza Avileña-Negra Ibérica caminando desde su aldea, asentada en la alta y fría ladera norte de la sierra, hasta las cálidas dehesas de Extremadura, al otro lado de la cordillera. Esta actividad constituye una parte esencial de su economía -ellos saben muy bien que sin el recurso de la trashumancia no podrían tener ni siquiera la mitad del ganado que tienen- y también de su universo simbólico, en el que la región de Extremadura representa el papel de "la otra mitad" de su mundo, un espacio cuyo intenso atractivo consiste precisamente en simbolizar para ellos aquello que sirve de complemento a su realidad
