G. Ruiz Ares, C. Ramos, A. Ximénez Carrillo, María Alonso de Leciñana
La hemorragia intracerebral espontánea es una colección de sangre localizada en el tejido cerebral, originada por la rotura no traumática de un vaso sanguíneo. Supone el 10%-15% de todos los ictus, pero es el que asocia mayor morbimortalidad. El principal factor de riesgo es la hipertensión arterial, pero tiene otras causas, destacando la angiopatía amiloide en sujetos de mayor edad y el uso de anticoagulantes. Las manifestaciones clínicas dependen de la localización y del volumen de la hemorragia. El diagnóstico se basa en la historia clínica, la exploración neurológica y la realización de una prueba de neuroimagen. El tratamiento incluye el manejo general en la unidad de ictus, el adecuado control de la presión arterial y la reversión de la anticoagulación en casos de tratamiento anticoagulante. La indicación de tratamiento quirúrgico es excepcional y se reserva para casos muy concretos. La hemorragia subaracnoidea es la extravasación de sangre en el espacio subaracnoideo y representa hasta el 5% de los ictus. La causa más frecuente es la rotura de un aneurisma y su mortalidad alcanza el 40% de los casos. Igual que en la hemorragia cerebral, el diagnóstico se basa en la evaluación clínica y la neuroimagen. El tratamiento incluye medidas generales de soporte y, fundamentalmente, la exclusión del aneurisma para evitar el resangrado que agrava significativamente el pronóstico. El tratamiento de elección, siempre que el abordaje sea posible, es endovascular, frente a la cirugía y al clipaje del aneurisma. Otras complicaciones son el desarrollo de vasoespasmo y la isquemia cerebral secundaria, la hidrocefalia o las crisis epilépticas.
Spontaneous intracerebral hemorrhage is a collection of blood located in the brain tissue that originates from the non-traumatic breakage of a blood vessel. It represents 10% to 15% of all strokes and is associated with the greatest morbidity and mortality. The main risk factor is hypertension, but it has other causes, of note among which is amyloid angiopathy in subjects who are older as well as the use of anticoagulants. The clinical manifestations depend on the location and volume of the hemorrhage. The diagnosis is based on the medical record, a neurological examination, and performing a neuroimaging test. Treatment includes general management in the stroke unit, adequate blood pressure control, and the reversion of anticoagulation in patients who receive anticoagulant treatment. The indication of surgical treatment is exceptional and reserved for very specific cases.
Subarachnoid hemorrhage is the extravasation of blood in the subarachnoid space and it represents up to 5% of strokes. The most frequent cause is rupture of an aneurysm and the mortality rate is as high as 40% of cases. Like in cerebral hemorrhage, the diagnosis is based on a clinical evaluation and neuroimaging. Treatment includes general support measures and, fundamentally, ruling out aneurysm to avoid rebleeding, which makes the prognosis significantly more severe. The treatment of choice, whenever the approach is possible, is endovascular versus surgery and aneurysm clipping. Other complications are the development of vasospasm and secondary cerebral ischemia, hydrocephalus, or epileptic seizures.
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