La interjección es considerada en algunas gramáticas como una clase de palabras, otras veces se la incluye entre los grupos exclamativos. Su comportamiento macrosintáctico ha sido poco abordado a pesar de constituir un paradigma amplio y en constante dinamismo. La interjección puede actuar como enunciado modal autónomo o incluirse dentro del enunciado ejerciendo diversas funciones. El alcance del elemento afectado en cada caso varía. En el presente trabajo analizamos aquellos contextos en los que términos interjectivos con contenido malsonante desarrollan contenidos procedimentales de intensificación argumentativa. Describimos su distribución sintagmática, su alcance y las construcciones que generan. Delimitamos, asimismo, si estamos ante construcciones libres, semifijadas y en qué casos puede hablarse ya de operadores discursivos gramaticalizados o cercanos a la fijación.
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