La noche del siete de septiembre de 2017 un terremoto de magnitud 8.2 sacudió a México e impactó gravemente a Juchitán de Zaragoza. La mayoría de las familias perdieron sus casas y medios de producción, y los principales espacios comunitarios quedaron destruidos. Pese a todo, la comunidad tuvo la capacidad de organizarse y responder rápidamente, satisfaciendo las necesidades básicas y los requerimientos urgentes. A partir de una etnografía feminista realizada entre 2017 y 2018, este artículo argumenta que después de un terremoto el sostén y la reproducción inmediata de la vida se basa en las diferentes estrategias desplegadas en colectivo, pues las acciones individuales o las respuestas Estatales parecen no bastar. Así, el texto reconstruye las experiencias alrededor del terremoto, examina las principales necesidades que surgieron y analiza las creativas respuestas colectivas que las personas activaron ante la emergencia.
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