Santiago de Compostela, España
En la evaluación psicológico-forense de las víctimas de violencia degénero, el estudio del daño psíquico consecuencia de los hechos objeto de denuncia ha adquirido una especial trascendencia en la práctica de la prueba.Dentro del ámbito legal, ha de evidenciarse unívocamente la relación de causalidad entre el hecho delictivo y el daño psíquico encontrado en la víctima. En conformidad con este requisito y siguiendo los tratados internacionales de enfermedades mentales de referencia (CIE y DSM), el Trastorno por Estrés Postraumático (TEP) es el que mejor se adecua a esta demanda. Por consiguiente, la huella psíquica consecuencia de la violencia de género se operativiza a través del TEP. Sin embargo, la no detección de daño psíquico en la evaluación clínico-forense no significa que los hechos denunciados no hayanexistido, sino que, de ser ciertos, no han provocado secuelas a escala psicológica en la víctima. Con el objetivo de conocer la prevalencia del TEP, así como de los síntomas que lo conforman, dentro de una muestra de víctimas reales de violencia de género, hemos desarrollado un estudio con 25 mujeres que han sufrido este tipo delictivo, a las cuales se les aplicó la entrevista clínicoforensede Arce y Fariña (2001) y, a continuación, se registró la sintomatología referida por las participantes. Los resultados mostraron que el 56% de las víctimas habían desarrollado Trastorno de Estrés Postraumático. Se discuten las implicaciones de estos resultados para la práctica forense.
The psychological injury is a key stone for the burden of proof inpsychological forensic assessment in gender violence cases. In forensic settings, a causal relation between the criminal act and the psychological injury must be probed. According to this legal compulsory and the international mental health treaties, i.e. DSM and ICD, Posttraumatic Stress Disorder (PTSD) presents the best goodness fit to this demand. Thus, psychological victimization of violence against women is measured through PTSD. Nevertheless, the non verification of PTSD in forensic assessment does not mean that the criminal act did not happen, but this did not imply a psychological injury. With the aim of quantifying the prevalence of PTSD among actual victims of gender violence, 25 real victims were evaluated by the clinical-forensic interview (Arce & Fariña, 2001). Results showed that 56% of the victims had developed the PTSD syndrome. Implications of the results for forensic practice are discussed.
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