El "malheur" es la desgracia, "un desarraigo de la vida, un equivalente más o menos atenuado de la muerte", explica Weil, que sume a la persona en une estado frío e inerte. Ella lo define como la marca de la esclavitud, una esclavitud ontológica, de la realidad inherente a todo ser humano por el hecho de serlo. la filósofa es consciente de ello, `pero nunca deja de luchar.
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