El presente trabajo pretende ser una crítica de la sociedad moderna, tecnológica e industrial. Alejados de las categorías de una filosofía de la historia con fe ciega en el progreso, consideramos los campos de exterminio como una consecuencia de la Zivilisation. Los vernichtungslager no son un accidente, pasajero, en el camino hacia la mejora inevitable de la humanidad, sino un producto legítimo de la civilización industrial. Después de los lager, la barbarie no aparece ya representada como la antítesis de la modernidad, sino como su cara oculta, su lado oscuro, su sombrío revés.
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