Debido a la tensión resultante de la fuerza de carga biomecánica ejercida sobre los dientes (estática como en la deglución y el rechinamiento; o cíclica como en la masticación), tanto el esmalte como la dentina se pueden agrietar o romper. Esta pérdida de sustancia dental que se denominará abfracción depende de la magnitud, duración, dirección, frecuencia y localización de las fuerzas. Estas lesiones abfractivas son causadas por la flexión y, en última instancia, por la fatiga del material de los dientes susceptibles en localizaciones alejadas del punto de carga. La observación clínica de diversas lesiones de esmalte y de dentina debido a formas, tamaños, localizaciones y frecuencias justifica una clasificación nueva y diferente.
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