El presente artículo explora los retos políticos que plantea la democracia directa. En el pensamiento político de Locke la democracia representativa consiste en el compromiso de mantener la estructura económica de laisser-faire, mientras que la democracia directa rousseauniana que demanda homogeneidad acaba por no ser muy democrática. La cuestión en juego es si puede haber un régimen político capaz de acoger tanto una participación inclusiva como la diversidad existente de los participantes. Se presentan dos respuestas diferentes a esta pregunta a través de las obras de Jean-Luc Nancy y Jacques Rancière.
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