A pesar de su ubicuidad y de que todos hemos pasado mucho tiempo en ellas, la sala de espera no ha sido objeto de estudio para la arquitectura; la sala de espera no es una tipología arquitectónica por sí misma, ni un objeto de deseo. Sin embargo, en contraste con la aparente banalidad de sus versiones contemporáneas (como las esperas de consultas y trámites), la sala de espera funciona como un dispositivo reglamentario del uso del espacio y del tiempo, administrando la pérdida de este último. Este artículo traza la historia de la sala de espera y la posiciona al centro de un debate sobre programa arquitectónico, tipologías edilicias y urbanidad moderna. Para ello, se construye una historia de la sala de espera, desde su origen infraestructural (en las primeras estaciones de trenes) y sus numerosas iteraciones arquitectónicas específicas en los últimos dos siglos (por ejemplo, los lobbies de hoteles o los bares en restaurantes). El artículo argumenta que la sala de espera moderna llega incluso a constituir espacios con nombres y características específicas, pudiendo establecerse una suerte de tipología, aunque menor. Finalmente, se termina cuestionando su lugar en la actualidad.
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