El presente artículo busca hallar el lugar del cuerpo en la danza del siglo XX occidental a través de los planteamientos de figuras canónicas de la historia de la disciplina. Con este propósito se ofrece un recorrido, que parte de François Delsarte y culmina en Pina Baush, en el que se ve cómo cada coreógrafo de la época fue reformulando las visiones de cuerpo que heredó. El artículo concluye que los autores (bailarines-coreógrafos) son el constructo de un siglo cambiante que nos deja el cuerpo como creador no solo de técnicas que posibilitan el lenguaje que hoy comprendemos, sino como vehículo de la creación misma.
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