Uno de los propósitos de los estudios de género dentro de las ciencias sociales es buscar relaciones equitativas entre hombres y mujeres; sin embargo, aún muchas personas se resisten a las relaciones de equidad entre ellos y ellas, pues asumen que su diferencia tradicional es un “hecho natural”, “esencial”, al que no hay nada que cuestionar. Por lo que vistas así, las categorías “hombre” y “mujer” serían ontológicamente positivistas, donde la realidad es manejada por leyes naturales inamovibles. Esto podría parecer algo irrefutable, pero nada más alejado de la realidad, pues las categorías “hombre” y “mujer” son constructos sociales y, por lo tanto, están sujetos al escrutinio humano, en el afán de búsqueda de la equidad.
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