Diego Andrés Mora Piñeros, Fabián David Barreto Sánchez, Miguel Gutiérrez, Jorge M. Patarroyo
La energía alternativa se entiende como sinónimo de energía limpia, energía verde o energía renovable. Se interpreta como alternativas todos los recursos naturales y recursos inagotables, los cuales no causan contaminación cuando se realice un proceso de producción [1]. La energía solar se define como la que se obtiene de la radiación solar. La energía solar fotovoltaica más conocidas se obtiene de los paneles solares fotovoltaicos, que absorben la radiación solar y la convierten en energía eléctrica, que se almacena en baterías o se incorpora a la red de distribución. Gracias a la instalación de paneles solares, esta energía se considera la forma más sencilla de lograr un uso personal de la electricidad. También existe la energía solar termoeléctrica, que se centra en el calor generado por el sol para calentar un fluido (agua), producir vapor y accionar turbinas para generar electricidad [2]. Actualmente, todavía no se conoce una infraestructura o un conjunto de leyes que delimite y defina cómo se debe realizar la disposición final de los residuos en estos procesos, una cuestión que podría desencadenar la no-generación de oportunidades de negocio y la creación de una economía circular al no aprovecharlos adecuadamente. Si no se les da el tratamiento adecuado para su disposición final, estos elementos podrían llegar a considerarse residuos peligrosos para el planeta. Este capítulo de revisión presenta una visualización de una problemática que será más importante en las próximas dos décadas, cuando las primeras generaciones de paneles instalados concluyan sus vidas útiles y deban ser retirados de funcionamiento
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados