Los inicios del reinado de Carlos IV -de 1788 a 1808- resultaron una continuación de las corrientes que dominaron el reinado de su padre y antecesor, Carlos III, y que habían supuesto una auténtica bocanada de aire renovador en numerosísimos ámbitos de la vida de los españoles. Entre ellos, destaca la consolidación y difusión de la prensa periódica1 -Los papeles periódicos, de donde procede el nombre actual-, que alcanzó su momento cumbre en el período inmediato al fallecimiento del monarca cuyo segundo centenario se ha conmemorado en 1988. La rica variedad de géneros y temas que llegó a tener este tipo de publicaciones corroboran la afirmación anterior.
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