La gestión del suelo y el control de las malas hierbas es una actividad esencial dentro del manejo del cultivo del olivo, tanto para evitar la competencia que puede afectar al rendimiento productivo, como para mantener un estado del terreno que nos facilite las labores de recolección y que pueda contribuir a prevenir la erosión del terreno, así como el mantenimiento de una abundante fauna auxiliar.
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