A través del presente trabajo se hará un recorrido de las circunstancias que enfrentaron las mujeres en las primeras décadas del siglo xx para incorporarse a una profesión, en un tiempo y espacio, donde se presentaban pocas oportunidades para ellas, y se creaban escuelas exclusivas para hombres y mujeres a efecto de recibir instrucción educativa de acuerdo con su género. La Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archiveros (ENBA) abrió sus puertas para hombres y mujeres que laboraban en bibliotecas y archivos que dependían de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes abriendo una ventana a bibliotecarios empíricos, al conocimiento bibliotecológico formal, ya desarrollado en otros países, que hacen de la bibliotecología una disciplina con sus propios teóricos y una metodología de aplicación y operación. La invitación para que asistieran a esta escuela se hizo por igual a hombres y mujeres a fin de recibir instrucción en un mismo espacio, que fue la Biblioteca Nacional; también se hizo extensiva la convocatoria a dependencias educativas y al público en general que cumpliera con los requisitos.
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