La reivindicación de la agricultura como materia propia de la escuela primaria es una constante a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado. Una breve revisión de la prensa y de la literatura pedagógica, que he efectuado con una cierta exhaustividad a nivel de Galicia, corroboraría esta afirmación. La unanimidad en esta reivindicación no es sin embargo total, pues existen voces discrepantes que entienden que la agricultura no debe enseñarse en la escuela, porque la función de ésta es proporcionar una educación de carácter general, sin entrar en aspectos considerados como profesionales. Pero los disidentes son minoría y la que predomina es la postura favorable a la incorporación de la agricultura a la escuela.
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