La reflexión ontológica arranca de la siguiente pregunta: ¿cómo debemos entender el conocimiento sobre el varón y la mujer? ¿Qué revela este saber científico? Respondiendo podemos decir: ello nos demuestra dos modos de existir diferentes del hombre. ¿Qué es el hombre? La pregunta trasciende al especto científico, porque el hombre no es objeto de las ciencias experimentales. La experiencia científica no nos demuestra al hombre, si no siempre al varón y la mujer concretos. El hombre no existe como existe el varón y la mujer. Nadie vió jamás al hombre andar por ahí; lo que camina no es el hombre, sino un varón y una mujer concretos.
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