El problema, como se ve, fue indebidamente desplazado al terreno religioso y por eso no será en el plano teológico donde habrá que buscarle solución. Así que nos dirigiremos a los teólogos para preguntarles si en el hombre existen fuerzas "ocultas" y, si las hay cómo se manifiestan. Es competencia de los científicos investigar la cuestión y proporcionarnos la información que pedimos.
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