Juan Pablo II en su discurso inaugural del Congreso Internacional de responsables de vocaciones eclesiásticas, afirmaba: El problema de las vocaciones sacerdotales lo mismo quede las religiosas, tanto masculinas como femeninas, es y lo diré abiertamente, el problema fundamental de la Iglesia". Dentro de la misma perspectiva, Obispos reunidos en Puebla habían afirmado que "hay que dar a la pastoral vocacional el puesto prioritario que tiene en la pastoral de conjunto, y más en concreto en la pastoral juvenil y familiar" (P. 885). El problema reviste especíal dramaticidad en América Latina dado que "el crecimiento demográfico ha desbordado las posibilidades actuales de la Iglesia para llevar a todos la Buena Nueva.
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