Sí, podemos amar a Dios, porque él nos ha amado primero, y ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él nos ha dado. Ahí está el secreto del porqué y cómo nos es posible amar a Dios. Somos, pues, portadores del amor de Dios, portadores del amor del Padre; y con ese amor podemos amarlo a él, amarnos a nosotros mismos como Dios nos ama, amar a nuestros hermanos como Jesús nos lo ha ordenado; y así, proclamarle al mundo, como agentes de la pastoral del amor; la Buena Nueva de que "Dios es amor" y de que nos ha amado con amor de eternidad. (Conferencia dictada durante el "Retiro de Sacerdotes", celebrado en La Ceja (Ant.) , Colombia. Jueves 25 de agosto de 1983)
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados