El observador de la realidad religiosa de Latinoamérica puede asentar este principio: América es un Continente bautizado. Lo está desde Méjico hasta Chile. No es tampoco problema oculto que dicha realidad, mirada y sopesada por ciertos sociólogos y pastoralistas de las últimas promociones, exhibe puntos discutibles y discutidos. Sopesar los contextos históricos, culturales y eclesiales nos hacen tener criterios más claros para comprender la primera evangelización de América.
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