Desde la exhortación apostólica de Pablo IV, Evangelii Nuntiandi (8 de diciembre de 1975), ha crecido la formulación de la misión de la Iglesia en términos de evangelización. Juan Pablo II ha asumido esta misma formulación invitándonos a ser portadores de una nueva evangelización. La Iglesia está convocada por el amor, tiene la misión de proclamar el amor de Cristo y tiene la responsabilidad de orientar a la sociedad en el camino del amor.
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